lunes, 5 de febrero de 2007

La fallera camina "p'alante", la fallera camina "p'atrás". (o caminando sobre el péndulo de la vida)

La vida va y viene como el péndulo de un reloj de cuerda anticuado y polvoriento. Un reloj que aun siendo vetusto y ajado mantiene el tiempo con su paso casi constante y dirige y concierta los devenires de la vida, los transcursos del progreso, el lento pasar del rato. Como ese péndulo, los vaivenes de la vida nos llevan como una montaña rusa, ahora arriba, luego abajo, antes girando a velocidades inhauditas. Como esa montaña, me siento la ola marina que llega voluptuosa a la orilla, cargada de espuma sobre su cresta amenazante, pretendiendo comerse el mundo, o por lo menos la arena. Como esa ola que luego vuelve hecha resaca y se rehunde en el mar en calma habiendo apenas suavizados los trazos adustos y rectos que el calzado dejó sobre la costa.



Ayer, enfurencido y bravo obervaba las desdichas de mi vida de pareja y clamaba justicia, tal vez venganza. Ahora me dejo seducir por los besos y las carícias y me mantengo dócil, medio aburrido, medio aústero, medio farsante. Vuelvo a la rutina de mi vida, vuelvo a sumisión de la rutina. No pelear no es ni victoria ni derrota, pero la beligerancia es siempre un dedo que vibra en mi llaga. Quédese el tiempo con los ratos felices, hagámoslos imperecederos, eternos.


El péndulo de la vida, con su paso taciturno y cadencioso nos llevara adelante. Las olas nos llevaran como surfistas y la montaña rusa visto lo visto, tal vez se quede atascada un rato sobre la cima, ahora que la electricidad nos falla.


Intentanto der feliz manque me fallen las fuerzas. Os mando un saludo, inexistentes lectores, amable y humile.

1 comentario:

Anónimo dijo...

incluso años después, alguien lee tus palabras por casualidad y le sirven, no sé para qué, pero sirven porque se entienden, quizá, como todo, desde la subjetividad obligada de cualquier percepción. Gracias