viernes, 27 de marzo de 2009

Algo (por poner algo)

De repente un recuerdo, una mención suelta y sin contexto, me lleva de nuevo la mente a este lugar, a este rincón. Y al sinónimo anónimo, a mí mismo disfrazado con un retal de máscara, con un conato de sigilo, con apenás un eco, un sueño, de lo que sería la discreción o la privacidad real.

Y no me he atrevido a mirarlo, a releer mis escritos como tanto me gusta, porqué me aterroriza la idea de descubrime y sentir ternura, de desear leerme de nuevo o de, lo peor posible, sentir añoranza por aquello que no soy, por aquello que no sé si fui y que tal vez nunca seré.

Por tanto, sin saber por qué y sin casi nada que decir, me encuentro escribiendo en este sitio, tratando de llenar mi silencio con disculpas o lamentos, con palabras que siempre son medio llenas o medio vacías. ¿Y para què? Para no dejar que este lugar se pierda totalmente en el olvido, para mantener un hilo de esperanza... si puedo llamar esperanza al deseo de mantener un lugar donde esconderse, al deseo de esconderse de vez en cuando, que aun me dura y cada vez más.

Sigo aprisionado en mi propio mundo, en las reglas que acepto y fomento. Y el deseo de huir (sea hacía atrás o hacía delante) se ha convertido en una de mis maneras más constantes.

Este soy soy y és quien escribe. Pero no sé porqué, mientras lo hago, aunque sea por un solo instante, me siento feliz.

Bienvenida sea la felicidad.

Espero que sea contagiosa y os la pasé a todos.

Atentamente.

Yo.