sábado, 10 de febrero de 2007

El ojo del huracán

Ojalá Diós me librase de mi ateísmo y tuviera por un mísero instante a quien culpar, que no fuera a mi mismo, de mis actos y de mi vida.
Pasar de página nunca fue un asunto fácil y yo, por suerte o por desgracia, tengo cierta querencia hacia el fracaso. Así que fracasé cuando tal como dije el otro día me decidí a romper la baraja y a defender mi postura hasta una hipotética (y más bien metafórica) muerte. No sé si fracasé o vencí en mi corrección, pues mantengo una pareja a la que amo; pero el hecho es que la mantengo pese al gran altibajo que supone lo transcurrido el miércoles y bajo la amenaza de lo sucedido y la promesa de intentar enmendarlo.
La cosa está que arde, y no solo por mi pasión que también quema, sino porque en ella se acrecentan algunos miedos. NO sé. El tiempo dirá, él que es sabio y consejero. Por mi parte solo me queda intentar surfear el temporal y seguir llevando las cosas como mejor se pueda.

Así que voy a seguir con el trabajo y ya me llegará mi San Martín.

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